viernes, 28 de diciembre de 2007

literatura hispanoamericana

EL BOOM EN LOS OJOS DE JOSÉ DONOSO.

Se define Boom, o nueva novela, a un conjunto de novelas de gran calidad artística y sorprendente originalidad que aparece en diferentes países hispanoamericanos en el transcurso del 50’ y 60’ del siglo XX.

Donoso, en su obra Historia Personal De Boom, nos presenta un concepto de Boom con connotaciones negativas, ya que está cargado de significados peyorativos y sospechosos, tales como aparición repentina o mafia de escritores. Se nos habla de una explosión súbita que surge de la nada, contiene poco y deja mucho menos, no hay reflexión ni pensamiento profundo. Cabe destacar que en ningún caso el concepto concuerda con lo que este movimiento nos retrata, ni mucho menos contiene el significado de lo que para los hispanoamericanos significa el aparecimiento de la nueva novela hispanoamericana.

Donoso nos transporta al origen del Boom durante los años 60’, cuando un grupo de escritores intelectuales, dentro de los que se incluye el mismo Donoso, se reúnen en el Congreso De Intelectuales De La Universidad De Concepción en el año 1962. En este congreso se congregaron los escritores más destacados de la época dentro de los cuales se cuenta incluso Pablo Neruda. El tema que los convocó fue la escasa información que en cada país de Latinoamérica se tenía acerca de lo que se estaba escribiendo en otros países, ya que las editoriales daban escaso apoyo a la unificación de las letras del continente, esto se reflejaba en una falta de movilidad dentro de la narrativa continental. Por ejemplo en Chile aún se daba especial énfasis a la impresión de novelas realistas, sin dejar espacio a las nuevas creaciones locales.

Lo más significativo de este movimiento es el distanciamiento de la novela realista, singularmente en el tratamiento temático, referente espacial y experimentación con el lenguaje.

Figuras centrales de este movimiento son Borges, con El jardín de los senderos que se bifurcan, Ficciones y El Aleph; Bioy Casares, con Plan de evasión; Miguel Ángel Asturias, con El señor presidente; Agustín Yáñez, con Al filo del agua; Ernesto Sábato, con El túnel; y Alejo Carpentier, con El reino de este mundo.

La renovación que comenzó en la cuarta década del siglo, en que lo fantástico fue fundamental, se incrementaría con la incorporación de nuevos creadores en los años 50. La creación literaria se enriqueció con autores como Juan Carlos Onetti, con La vida breve, Los adioses y Para una tumba sin nombre; Juan Rulfo, con Pedro Páramo; Gabriel García Márquez, con La hojarasca; Carlos Fuentes, con La región más transparente; y José María Arguedas, con Los ríos profundos.

Jugó un papel clave en esa difusión la Editorial española Seix Barral y su Premio Biblioteca Breve. Ambos darán a conocer la nueva generación de narradores y reafirmarán las posiciones protagónicas de sus antecesores.

Obtienen el premio y la fulminante popularidad: Vargas Llosa, con La ciudad y los perros; Vicente Leñero, con Los albañiles; Guillermo Cabrera Infante, con Tres tristes tigres; Carlos Fuentes, con Cambio de piel; y José Donoso, con El obsceno pájaro de la noche. Los premios internacionales y las traducciones se suceden para todos estos novelistas.

Una de las constantes más delicadas y complejas que enfrentan la historia y la crítica literaria es precisar los factores que unen a la nueva novela, ya que juega en contra su diversidad. Entre sus rasgos distintivos cuentan el predominio de lo urbano sobre lo rural; la concepción de la historia como metáfora; la denuncia social desprovista de partidismo y con intención de universalidad; la crítica de la moral burguesa; y las complicaciones de la experiencia juvenil. Esos rasgos son inseparables de la renovación de los aspectos formales, técnicas narrativas y el tratamiento del lenguaje como organismo vivo y suficiente en sí mismo; el establecimiento de espacios imaginarios que participan de lo mítico; el diálogo sin interlocutor; el empleo del monólogo interior y la ruptura; una nueva interpretación de las constantes tiempo y espacio, llevar el lenguaje oral a desembocar en una lengua escrita esencialmente nuestra, ya que lo que se escribe es esencia de lo que nos pasa. Ejemplo de esto es lo que se relata en Cien Años De Soledad, ya que Macondo en sí representa lo que ocurre en una ciudad inminentemente latinoamericana, con todas sus costumbres y sus problemas sociales como la pobreza y el abandono, la explotación de las riquezas y el abuso del yanqui opresor.

El despertar de los intelectuales jóvenes a la problemática social imperante en Latinoamérica surge en parte por el régimen implantado en Cuba por Fidel Castro y el Che Guevara, entre otros, ya que el primero orientó la política de su país hacia la URSS, de la cual paso a ser un incondicional aliado en menoscabo de los intereses geoestratégicos de EEUU. La situación tuvo su punto mas dramático en la "Crisis de los misiles de 1962" que llevó a la humanidad a estar más cerca que nunca de una tercera guerra mundial. Puede considerarse la década de las ideologías. En Europa la juventud se alza en lo que posteriormente se conoció como el "Mayo Francés". Los movimientos sociales adquieren cada vez mayor importancia en América Latina, particularmente en Chile, donde en 1969 un gobierno socialista llegaría al poder por la vía democrática.

Esta transformación contribuyó, de igual forma a desarrollar la originalidad y la creatividad de los escritores, ya que la invariabilidad de las narraciones de esa época, y las rígidas reglas que estaban establecidas, habían hecho dormir muy profundamente a la imaginación, y los hacían crear historias huecas y sin sentido que emulaban a las creaciones europeas del siglo XIX.

José Donoso, en su obra no pretende dar una visión profesional de lo que el boom significa. Es, tal como lo indica su nombre, una historia personal, una experiencia vital de lo que este movimiento significó en su vida y en su oficio de escritor. A través de las paginas de la Historia Personal del Boom, vemos circular a los mismos genios creadores de Hispanoamérica que hemos estudiado a lo largo de nuestra formación académica, pero con el componente familiar y distendido que le da la amistad y el formar parte de una comunidad de genios a los cuales les interesaba conocer y compartir sus obras. Es así como se ve particularmente emotivo a un Vargas Llosa bailando un Valsecito peruano o a un Cortazar discutiendo sobre literatura francesa.

Estos mismos genios fueron los responsables de la difusión de sus obras por el mundo, a través de lo que Donoso denomina “el correo de Chasquis”, que se traduce en el interés constante por lo que los otros escritores, aquellos hombres con iguales problemáticas, pero con otras experiencias estaban escribiendo.

Con José Donoso (1924) la narrativa chilena alcanza su mayor brillantez, en obras tales como El lugar sin límites (1966) y El obsceno pájaro de la noche (1970), donde presenta el mundo degradado de la alta burguesía de nuestro país. El gran poder de invención de Donoso se muestra, asimismo, en una novela posterior de largo alcance: Casa de campo (1978).

José Donoso, nos da a entender que en sus notas nos entrega un limitado testimonio en donde comunica sus prejuicios y sus entusiasmos, una realidad muy parcial, puesto que está enfocado desde su limitadísima óptica personal.

La historia está matizada por las experiencias y entretelones de los viajes de Donoso, las extravagantes fiestas en casa de escritores apasionados y las penurias de Mª Pilar, esposa y compañera de andanzas de Donoso, quien nos habla del boom doméstico del autor.

Es difícil pensar en que el autor de obras tan importantes como Coronación o El Lugar Sin Límites, haya tenido que pasar penurias económicas y alojarse en casa de amigos escritores para poder terminar sus creaciones. Es que las cosas en Chile no eran fáciles para un escritor inquieto y de perturbadoras ideas, el cual no se conformaba con la manera simplista de contar una historia ajena. Es necesario que toda gran diferencia parta por alguien que crea en ella y eso era justamente lo que faltaba en nuestro país... una editorial que creyera en el talento y en el nuevo estilo de un escritor joven. Como versa el proverbio, nadie es profeta en su tierra y de eso Donoso nos cuenta en su libro Historia Personal del Boom. De como cada uno de los escritores del boom tuvo que escapar de la mediocridad de un continente en vías de desarrollo, con problemas políticos importantes, pero más aún con la grave peste europea. Con la impresión indiscriminada de novelas realistas, de cosas que pasaban del otro lado del continente y de la incomprensión de los compatriotas, que veían como un bicho raro lo que hoy constituye los cimientos de la narrativa hispanoamericana.

Donoso nos plantea una interrogante importantísima ¿se puede hablar de la conclusión del boom? Creemos que no, ya que los mismos protagonistas del boom fueron los formadores de las nuevas generaciones de escritores que siguen marcando el mismo estilo. Aún se sigue explotando el lenguaje, diciendo con palabras lo que es propio del habla. Se perdería el norte si se eliminan las bases de la novela hispanoamericana. El boom fue, es y seguirá siendo la historia no oficial de nuestro continente, es decir, lo que todos vivimos cuando cerramos las puertas de nuestras casas o cuando salimos a la calle. Las historias de muchos Juanitos Pérez que esperan con paciencia que alguien se atreva a contar su vida, tal como en algún momento lo hicieron Donoso y los suyos... la generación del boom.

No hay comentarios: